Se nace con o sin sentido del humor, ¿Cierto? Falso. Según los investigadores del humor (y sí, realmente existen este tipo de investigadores) el humor no solo se puede enseñar, sino que también trae varios beneficios que le pueden cambiar la vida a cualquier persona.
A continuación, te presentamos algunas formas simples de desarrollar la vena humorística en los primeros años de vida de tu niño.
Vínculo afectivo
El humor y los vínculos afectivos se refuerzan mutuamente. El uso del humor te ayuda a crear y mantener una relación cálida, de soporte y apoyo con tu niño, y esa relación permite que tu pequeño se sienta seguro para experimentar con humor cuando llegue la hora de empezar (generalmente entre los 9 y los 12 meses de edad). Arriesgarse a hacer una broma tiene un riesgo social, pero sentirse emocionalmente seguro contigo lo animará a practicar sus emergentes habilidades cómicas.
Sé chistoso
Desde su primer día de vida puedes incorporar humor en las interacciones con tu bebé. Desde mucho antes de poder sonreír o reírse, él te está poniendo atención. Está aprendiendo a asociar tus muecas, voces chistosas y besos sonoros en su ombligo con interacciones sociales positivas.
Hacer esto será aún más fácil una vez tu pequeño comience a sonreír y reírse socialmente (alrededor de los 3 y 4 meses, respectivamente). Nadie se resiste a hacerse el chistoso cuando se está haciendo reír a un bebé.
A medida que tu niño adquiera más habilidades cognitivas, lingüísticas y lúdicas, puedes usar un humor más sofisticado. Por ejemplo, cuando aparece el juego simbólico, puedes hacer que se ría ignorando la cuchara y usando un zapato para pretender alimentar a su peluche favorito.
Ríete de las bromas de tu niño
Cuando tu pequeño empiece a hacer chistes, anímalo riéndote. Si te ríes cuando él pretende que te va a dar un juguete y luego te lo esconde rápidamente cuando intentas tomarlo, es probable que repita el chiste varias veces. Esto no sólo le encantará, sino que también le dará la confianza para seguir tomando los riesgos sociales que conlleva el desarrollo del sentido del humor.
Por supuesto, hay límites. Un chiste que involucre algo peligroso o cruel no debe ser alagado. Sin embargo, ten cuidado de no avergonzarlo cuando cometa un error. Explícale y luego redirecciona su atención, por ejemplo: «No hagamos esto, porque le duele al gatico. Vamos a encontrar otro juego más divertido».
Enséñale qué es chistoso
Los investigadores han descubierto que bebés de hasta 6 meses de edad usan referencias sociales para aprender qué es chistoso y qué no, observando cómo reaccionan sus padres ante situaciones que están fuera de la norma. Frecuentemente, los bebés ven algo inesperado y no saben cómo reaccionar. Por ejemplo, si su abuela repentinamente empieza a bailar de forma chistosa, tu bebé te mirará para que lo guíes, apunta a la abuela y sonríe, eso lo ayudará a entender.
Usa el humor como una herramienta de disciplina
La disciplina no es siempre un asunto de risas, pero hay momentos en que usar el humor puede distensionar una situación estresante. Adicionalmente, inyectar tu disciplina con algo de humor promueve el apego, la capacidad de adaptación y la inteligencia emocional. Puedes encontrar consejos sobre cómo disciplinar con humor aquí.
Todas estas sugerencias te pueden ayudar a cultivar el sentido del humor en tu niño, pero también te pueden ayudar cuando estés abrumada por las responsabilidades y estrés que la crianza de un niño puede generar. La próxima vez que tengas un día de esos, pon algo de música, toma a tu pequeño y haz algún baile chistoso. ¡Es posible que te sorprendas de cómo te subirá el ánimo!